La respuesta la irás encontrando conforme el tiempo vaya pasando, pero con este post quiero transmitirte algunas ideas que pueden calmar la ansiedad que esto puede originarte.
las redes sociales se han inundado de programas “Detox” que ofrecen una “limpieza profunda” al organismo. El público objetivo será todo aquel que tenga la idea de haber intoxicado (“ensuciado”) su cuerpo con alimentos. Pero ¿es esto posible?
Cuando escuchas la palabra nutriólogo ¿Qué es lo primero que viene a tu mente? Entre las muchas respuestas posibles, hay una que siempre estará: perder peso. Con el paso del tiempo el papel del nutriólogo se ha asociado exclusivamente a la pérdida de peso, sin embargo no es así.
Los trastornos alimentarios son patologías que vienen acompañadas por un amplio rango de alteraciones en la forma de comer de quienes los padecen. Cada caso conlleva particularidades, pero una muy frecuente es la poca variedad en el tipo de alimentos que se consumen.
Algunos estudios han determinado que en general las personas suelen comer la misma cantidad de comida al día, pero lo que suele cambiar es la cantidad de calorías. Se dice que un alimento tiene baja densidad energética cuando su cantidad de agua es mayor a la cantidad de grasa o hidratos de carbono que contiene, es por esto por lo que las verduras o un alimento que en su cocción absorbe mucha agua tendrán baja densidad energética.
Cuando alguien piensa en ir con un nutriólogo a una consulta, seguramente se le vienen a la cabeza palabras como: dieta, bajar de peso, báscula, hambre, ejercicio, comer menos, etc.
Los trastornos de alimentación son enfermedades donde el tiempo es crucial para la recuperación. En diversos estudios se ha podido comprobar que a mayor cronicidad, más difícil es el camino para la/el paciente hacia el restablecimiento de su salud física o mental.